lunes, 18 de febrero de 2013


Entre enemigos voy, entre resultados me caigo y abandono, me levanto e imploro las nuevas visiones-oportunidades que todos hablan seguros de sí mismo.

No me interesan los gastos de cobranza ni excesos vulgares con tal de tener eso, otras respuestas.

El jamás no cuenta y el nunca, nunca. Como gasto mí tiempo contradiciendo mi esperanza y cansancio a ver la segregación inminente y paciente de los malos actores teatrales.

Con o sin carteles de autoayuda es suficiente ante del devenir de la pobreza mental y social extraña. Mi ajena opresión la imploro a momentos, los momentos de ira desbordada a la entereza cuando llamo la verdad; justicia.

El telar de las arañas es más digno al tratar de salir de la antidemocracia aplicado al pacifismo.

Estas breves palabras nacen desde la suavidad enfrentadas al descontrol e ignorancia aplicada a la pobreza mental de los marginados por la razón.

Las deslealtades y traiciones elocuentes son tradición para los enemigos de la verdad y los avances democráticos, la venganza desvergonzada es el arma de los desesperados. Vidas, sus vidas, sus espinas.











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